miércoles, 16 de enero de 2008

Más fragmentos del Tao Te Ching

Las palabras verdaderas no son elocuentes;
las palabras elocuentes no son verdaderas.

(p. 173)

Si los impuestos son excesivos
la genta pasa hambre.
Si el gobierno se entromete en demasía
la gente pierde su espíritu.

Actúa en beneficio de las gentes.
Confía en ellas: déjalas solas.

(p. 161)


Dirigir sin controlar:
ésta es la suprema virtud.

(p. 31)

El fracaso es una oportunidad.
Pero si culpas a otro por ello

la culpa no tendrá fin.

(p. 169)

76

Los hombres nacen suaves y blandos;
muertos, son rígidos y duros.
Las plantas nacen flexibles y tiernas;
muertas, son quebradizas y secas.

Así, quien sea rígido e inflexible
es un discípulo de la muerte.
Quien sea suave y adaptable
es un discípulo de la vida.

Lo duro y rígido se quebrará.
Lo suave y flexible prevalecerá.

(p. 163)

De la versión genial de Stephen Mitchell y Jorge Viñes Roig, publicada por Alianza Editorial en 2007.

viernes, 11 de enero de 2008

El quinto en discordia

Esta es una de las crueldades del teatro de la vida: todos pensamos que somos protagonistas, y cuando se hace evidente que somos simples personajes secundarios o figurantes, raramente lo reconocemos.

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… como la lealtad era la única clase de amor que mi madre era capaz de pedir, tendía a comportarse de forma irracional cuando pensaba que estaba siendo la mujer más razonable del mundo. Yo hablaba muy poco durante aquellas discusiones, y ella interpretaba mi silencio, correctamente, como una negativa a cambiar de opinión.

Ella no sabía cuánto la quería ni lo mal que me sentía al desobedecerla, pero ¿qué podía hacer yo? En el fondo de mi corazón, sabía que ceder y prometerle lo que quería, habría supuesto el final de todo lo bueno que había en mí. Yo no era su marido, capaz de mantener la calma ante la feroz rectitud de su esposa; yo era su hijo, y había heredado gran parte de su granítica determinación y su temperamento de la tierras altas de Escocia.

Un día, tras una comida particularmente desdichada, mi madre terminó por exigir que eligiera entre ella y “esa mujer”. Yo elegí una tercera opción. Tenía suficiente dinero para adquirir un boleto de tren, y al día siguiente me escapé del colegio, me marché a la capital del condado y me alisté en el ejército.

Tomado de El quinto en discordia, de Robertson Davies, publicado por Libros del Asteroide. Traducción de Natalia Cervera de la Torre.

martes, 8 de enero de 2008

Tao Te Ching o "Libro de la travesía"

Algunos fragmentos del Tao Te Ching o Tao Te King, de Lao Tse, muerto hace casi 2,500 años, y vivo desde entonces.

Ojalá puedan detenerse un momento a reflexionar sobre cada una de las cosas que afirma este libro infinito y flexible.

Intentar controlar el futuro
es como usurpar el lugar del maestro carpintero.
Al usar sus herramientas
lo más probable es que te cortes las manos.
(p. 159)

Un buen viajero no tiene planes fijos
ni está empeñado en llegar a parte alguna.
Un buen artista permite
que su intuición le guía a donde quiera.
Un buen científico se libra de conceptos
y mantiene su mente abierta a lo que es.
(p. 65)

La bondad suprema es como el agua
que todo lo nutre sin pretenderlo.
(p. 27)

Que tus obras permanezcan en el misterio.
(p. 83)

Mora en la realidad
y deja que las ilusiones se vayan.
(p. 88)

De la versión genial de Stephen Mitchell y Jorge Viñes Roig, publicada por Alianza Editorial en 2007.


jueves, 3 de enero de 2008

De las Memorias de ultratumba, de Chateubriand...

En la vida, si le damos su escaso peso,
si la medimos con su corta vara de medir,
y la liberamos de todo engaño,
no quedan más que dos cosas verdaderas:
la religión con la inteligencia,
el amor con la juventud;
es decir: el porvenir y el presente;
el resto no vale la pena.

Cito del capítulo cuarto del Libro 6 de las Memorias de Chateubriand, en la traducción de José Ramón Monreal, publicada por Acantilado.